domingo, 17 de abril de 2016

Presentación




Hola a tod@s, les doy la bienvenida a mi blog donde compartiré las distintas sesiones de mi formación en Orientación para la Cualificación Profesional.

Como podréis observar a medida que avanzáis, se introducirán aspectos de gran utilidad para el desarrollo de nuestro Balance de Competencias a través de diferentes actividades relacionadas con la orientación para el empleo.

¡Adelante!





Introducción



A lo largo de las clases de la asignatura Orientación para la Cualificación Profesional impartida por Inmaculada Martínez, hemos podido aprender algunas técnicas del Balance de Competencias. Para ello, me he guiado del capítulo II Competencias y Cualificaciones de Benito Echevarría Samanes (2010), el cual nos plantea las fases de acogida e investigación que hemos visto en clase y algunos instrumentos que incluyen estas fases como la rejilla de constructos personales, la línea de la vida, la ventana de Johari, el personal learning environment, el Competea

Gracias a estas herramientas el orientador podrá guiar al orientado en sus intereses profesionales y sus objetivos podrán convertirse en competencias de acción profesional.

Por tanto, el orientador es concebido como un intermediario que acompaña y hace consciente a la persona orientada de sus capacidades, que facilita las herramientas o técnicas para el autoconocimiento de sus propias competencias y que guía el proceso conocido como el Balance de Competencias.

A través del Balance de Competencias, la persona reflexiona sobre su formación, su experiencia profesional, toma consciencia de sus competencias y las evalúa para mejorar en sus capacidades. Como dice Echevarría, B. (2010) la persona orientada debe diferenciar entre saber lo que hay que hacer en una situación determinada y el enfrentase a ella en una situación real. 

El BdC es un “proceso reflexivo continuado que debe permitir a una persona elaborar su proyecto profesional a corto, medio y largo plazo, partiendo del análisis de su experiencia, de su historia, de la detección de sus competencias y de su potencial, sin olvidar sus gustos, sus valores prevalentes y sus elecciones personales en la vida”.(Yatchinovski y Michard, Op. Cit., citado por Rodríguez Moreno, M.L. en Evaluación, balance y formación de competencias laborales transversales, (2006).

Hay que hacer hincapié en que el diagnóstico en el ámbito de la Orientación Profesional es una actividad compleja que no puede reducirse a la aplicación puntual de una única prueba puesto que las características de los destinatarios de la orientación al ser tan diversas requieren del uso de varias estrategias que permitan abarcar las diferentes variables y situaciones relevantes para la Orientación Profesional. Ante esto, el uso conjunto de las pruebas estandarizadas y las estrategias abiertas y cualitativas se ha propuesto como una práctica necesaria, dada la complementariedad y aportación de beneficios existente entre ambas.

De nuevo, siguiendo a Echevarría, B. (2010) para que una persona sea competente es necesario poner en acción diversos recursos y ser consciente de la importancia de la participación, ya que sin participación solo somos un espectador o sujeto pasivo que no se desarrolla en sus competencias profesionales ni se diferencia de los demás.

Según Echevarría, el éxito profesional se compone de un 25 % de aptitud y un 75 % de actitud, existiendo una estrecha relación entre la capacidad y la competencia, pero si esta capacidad no se pone en acción nunca será una competencia.

Por consiguiente, es necesaria la acción, llevar a la práctica los conocimientos y tomar la iniciativa para emprender o comenzar nuestro proyecto profesional, ya que actualmente para acceder a un empleo se nos exige distintas competencias en varias áreas profesionales y un saber hacer, no solamente un saber o un título.

Por otro lado, estoy de acuerdo con este autor en que existe una clara diferencia entre orientar e informar. Vivimos en un mundo globalizado donde la información está al alcance de todos gracias a las nuevas tecnologías pero la orientación va un paso más allá.

La orientación es un proceso para el autoconocimiento y reflexión del usuario, un acompañamiento que permite a las personas situarse en sus intereses y en un proyecto profesional y vital que solo un profesional de la orientación puede conseguir.

La competencia de acción profesional diferencia entre saber lo que hay que hacer en una situación determinada y el enfrentarse a ella en una situación real ya que una cosa es “ser capaz” y otra distinta es “ser competente”.   

Además, como futuros orientadores debemos tener predisposición ante el nuevo aprendizaje con el objetivo de ser flexibles y saber adaptarnos a los cambios que sufre nuestra sociedad. Para ello, es importante complementarnos y combinar nuestras competencias con la de otros profesionales llegando a formar un gran equipo.

A continuación, os dejo un vídeo de Echevarría en unas jornadas sobre Orientación, Formación y Empleo que me ha servido de ayuda para la elaboración de mi presentación:











Bibliografía


Echeverría, B. (2010). Orientación en la evaluación, reconocimiento y acreditación de competencias, en B. Echeverría (Coord.), S. Isus, M.P. Martínez y L. Sarasola, Orientación Profesional. Barcelona: Editorial UOC.
 
Echeverría, B. (2010). Competencias y cualificaciones, en B. Echeverría (Coord.), S. Isus, M.P. Martínez y L. Sarasola. Orientación Profesional. Barcelona: Editorial UOC.

Padilla, M. T. (2009). El diagnóstico en Orientación Profesional: modalidades e instrumentos, en L.M. Sobrado y A. Cortés (Coords.), Orientación Profesional. Madrid: Biblioteca Nueva.
 
Rodríguez Moreno, M.L. (2006). Evaluación, balance y formación de competencias laborales transversales. Barcelona: Laertes.





 

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